miércoles, 24 de agosto de 2011

Como el ave fénix

Pues me la dieron buena, sí, pero ahí voy sobreviviendo. La muerte, la enfermedad, la mediocridad, el miedo y la insignificancia no me hacen rendirme, sólo contemplo esos conceptos como una parte más de mis pensamientos, de mi vida.

Estoy trabajando, no es un gran sueldo, no es una gran jornada, pero trabajo y eso es lo que importa. No trabajo de mi profesión, pero hoy por hoy me da igual, tengo cosas más importantes de qué preocuparme, es más, siempre hay cosas más importantes de qué preocuparse. Después de descubrir que el tiempo libre te hace preocuparte de cosas insignificantes e inmaduras, debo ocupar mi tiempo para preocuparme de lo que realmente importa.

Porque si se vive la enfermedad uno se da cuenta que no es el único que pasa por ello, la enfermedad es común, si se vive una muerte, ídem, la pérdida de trabajo, pues en el SOC ver cómo a un hombre de unos 55 años le dicen que ya no le quedan más prestaciones me preocupa más que abrocharme fuertemente el cinturón.

Pues eso, sigo intentando mirar cada día más allá de mi propio ombligo, buscando todas aquellas complejidades que hacen que la vida valga la pena.


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